Hace muchos años había una pequeña Halcón que entro de curiosa en una jaula ya que esta tenia trozos de carne fresca y ella con hambre entro allí, de pronto tras ella la jaula se cerro y quedo atrapada durante doce largos y dolorosos años, su carcelero solo la alimentaba cuando se acordaba, solo la hacia volar cerca de él y afirmaba su pata con un trozo de hebra de cuero no mayor a 50 cm, era todo lo que le dejaba de libertad para volar y el estaba ahí silente solo observando como esa pequeña ave se marchitaba poco a poco con el pasar del tiempo perdía la fuerza para volar y la vida se le escapaba cada vez que miraba desde su jaula el hermoso cielo azul de allí fuera.
Una de aquellas veces que el carcelero ponía la jaula en la ventana apareció un buen halconero, sintió lastima por aquella pobre ave ya casi marchita y de ojos tristes, se acerco cautelosamente a la ventana y tomo la jaula sin que lo vieran huyendo con su ave.
Poco a poco se acerco a ella haciéndola sentir confianza, dándole de comer, cuidando sus alas lastimadas por el encierro, fortaleciéndola con su afecto para que la pequeña halcón volara libre por el firmamento, la tomaba en su mano y la levantaba al viento para que ella volara, sin embargo el ave no lo hacia pues tenia miedo y aún estaba muy lastimada… con mucha paciencia el halconero le enseñaba cada día el paso hacia la libertad, la mimaba y alimentaba, la cuidaba y le decía “vuela pequeña halcón, tienes un mundo por delante no existe cazador que vuelva ha atraparte”, el ave lo miraba como tratando de comprender sus palabras.
Así paso el tiempo día tras día, durante siete años y el ave se encariñaba cada vez más con su salvador, pero ella en el fondo sabia que la libertad que él le ofrecía era lo que ella ansiaba, volar libre al fin, sentir el viento entre las plumas de sus alas, planear con su cola en abanico, alcanzar el cielo infinito…
Un buen día el cazador la llevo a la cima de la colina, levanto su mano donde el ave estaba asida, y le dijo “vuela pequeña halcón, por que hoy es tu día”, el ave sintió el viento y se dejo llevar por el en la cima de la colina, emprendiendo el vuelo que la devolvió otra vez a la vida.
Esta historia es muy especial para mi y quise compartirla con ustedes…
Hasta pronto…
Idril Elanessë